Siempre he sido un incomprendido.
Ya desde que era estudiante tuve que soportar las continuas burlas de mis profesores, que siempre me decían: "Javi, tú nunca llegarás a nada". "¿Ni siquiera a profesor?", recuerdo que les respondía.
La sombra de la incomprensión siempre se ha cernido sobre mi cabeza. He sido un incomprendido para todos: para los lectores, para los editores, para los distribuidores, para los periodistas, también para los peluqueros.
Pero ahí que sigo.
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