Tengo un recuerdo muy preciso de la primera vez que pisé París.
Había aterrizado en Charles de Gaulle y había cogido un tren hasta la Gare du Nord. Salí a la calle y el corazón me dio un vuelco. Frente a mí, se hallaban los típicos edificios blancos con la buhardilla y el tejado de zinc que tanto había visto en mis sueños. Recuerdo que la piel se me puso de gallina y que quise romper a llorar, pero no me dio tiempo porque un mendigo se me tiró al cuello y me robó la cartera.
Suposo que en sortir del metro vas patir d'Stendhalitis aguda, síndrome florentina o digues-li com vulguis. Tan de bo en patíssim més sovint ;)
ResponderEliminarPara nada! Pillé un herpes como la copa de un pino. Yo creo que la culpa la tiene el ambiente bohemio que se respira...
ResponderEliminarmientras no te roben los calzones seguirás teniendo dignidad allí donde vayas! y no lo digo yo que lo dicen las mejores guías de viajes!
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